Recordar viejos tiempos siempre es un ejercicio de nostalgia recomendable y hasta cierto punto saludable. Con el lanzamiento de la nueva consola portátil de Nintendo, la flamante y tridimensional 3DS, no he podido sentirme un poco melancólico recordando todo un clásico, un emblema de los videojuegos de la compañía nipona, ese no es otro que Pilotwings que vuelve después de quince años por fin para relajarnos con sus paseos por entornos paradisíacos.
Pilotwings es de ese tipo de juego que llamaríamos ‘especial’, no va de matar gente, no somos un chaval que va a salvar el mundo o un arriesgado caza recompensas, ni tampoco se podría decir que es gráficamente espectacular (aunque destacable, fue una de las demos del famosísimo modo 7, que era todo un avance para la época), sin embargo tiene ese encanto, ese candor, esa inocencia que algunos llaman magia.
Magia que se produce por una mezcla de buen hacer, empezando por un control apurado que le da un cierto puntito de dificultad sin apabullar al jugador, llevándolo dulcemente por los objetivos, pasando por un buen diseño de niveles que incite al jugador a disfrutar tan solo paseando por ellos, por mera diversión y curiosidad. Y como no una música relajante, casi pareciese el susurro de una azafata que te este invitando a tomar un vuelo a una relajante isla tropical.
Muchos se podrán quejar por los internets que el trayecto es corto o que incluso se pueden marear, pero con Pilotwings seguro que el viaje merece la pena.
¡Disfrutad de Pilotwings Resort!